"Bolaterápia" vaticinada por el senador Acevedo está en plena vigencia

A poco más de una semana de la “deterrminación” tomada por los altos mandos policiales de nuestra zona durante una publicitada reunión llevada a cabo en la sede de la jefatura policial con los responsables de empresas prestadoras de servicios de seguridad privada, la situación permanece igual, y en la práctica no paso de un simple bla, bla, bla, una nueva “bolaterapia” tal cual lo vaticinara antes de su realización  el senador Roberto Ramón Acevedo.

Antes de dicho encuentro, Acevedo había dicho públicamente que dicho encuentro era solamente para asumir una posición ante la opinión pública luego de la serie de hechos delictivos perpetrados por guardias de seguridad privados, en su mayoría borrachos empedernidos, quienes se vieron envueltos en asaltos, homicidios, desórdenes e intentos de violación durante la semana santa.

Hoy en una simple recorrida por las principales calles de nuestro microcentro es posible notar, el casi total desacato a dicha resolución por parte de las mismas empresas que convinieron sacar a sus funcionarios de las veredas.

A excepción de dos o tres, las casas cambiarias, bancos, financieras y pequeños locales de operaciones con divisas, así como casas comerciales y hasta una institución universitaria, continúan desafiando la recomendación policial y manteniendo en las veredas, frente a sus respectivos locales, a guardias fuertemente armados y pertrechados algunos casos con otros “accesorios” como cuchillos de caza, garrotes y alguna que otra arma corta suplementaria ( revólveres)  y chalecos antibala.

La situación, que tampoco parece calentarle mucho a nuestros esforzados representantes del Ministerio Público quienes deberían actuar de oficio, ya es tomada como una burla hacia la institución policial por parte de la ciudadanía.

Por otro lado, se comenta con insistencia que, supuestamente, esas mismas empresas de seguridad, cuidando sus intereses, estarían efectuando desde hace largo rato “aportes” para que sus funcionarios civiles armados permanezcan en las veredas, al menos hasta que ocurra otra tragedia y se vuelva a convocar a otra “bolareunión” para, entre tereré y tereré,  buscarle la solucionar el problema.