Hasta hoy de mañana era fácil notar que pocos fueron los funcionarios de empresas de seguridad privada, aparentemente de las “fantasmas” a juzgar por sus “uniformes” que se han a ajustado a las nuevas determinaciones tomadas el martes para regular las condiciones en que deben realizar sus tareas de vigilancia.
Varias propietarios y responsables de pequeños locales dedicadas a operaciones cambiarias y de algunas casas comerciales mantenían aún hasta ayer de mañana a sus guardias particulares escopeta en mano y en plena vía pública frente a sus negocios, como burlándose de todo lo dispuesto en la famosa reunión de la víspera entre los mandos policiales departamentales y los responsables de algunas de las empresas de seguridad privada.
Evidentemente se hará necesario un trabajo más prolijo, serio y enérgico tanto de la Policía Nacional y del propio Ministerio Público para cohibir este peligroso hábito que hasta el momento pone en evidencia que, a muchas de estas empresas, legales o no, poco o nada les interesó lo acordado en dicha reunión, y menos la reglamentación vigente que, por lo todo lo escuchado hasta el momento pasó a ser conocida por nuestros altos mandos policiales después de una trágica y vergonzosa escalada de violencia generada por una media docena de estos “guardias” en plena Semana Santa.
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